Page 150 - LIBRO BLANCO 2018
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                 RETOS DE LA OPTOMETRÍA
  genético, que determina el riesgo de transmitir la enfermedad a sus descendientes, facilitando así su planificación familiar”.
El óptico-optometrista, como un miembro del equipo de atención primaria en salud visual, debe detectar y remitir al especialista adecuado y con la urgencia necesaria en cada caso, y eso requie- re un alto grado de especialización por parte del profesional de la óptica. Por ejemplo, un despren- dimiento de retina rhegmatógeno que no afecta a la mácula debe remitirse inmediatamente para minimizar el riesgo de pérdida de agudeza visual, mientras que un paciente con re-
tinosis pigmentaria, por desafor- tunada que sea esta condición, no requiere de remisión urgente, ya que esta patología carece de tratamiento. “Una vez determi- nado el problema y derivado al profesional médico más adecua- do, el óptico-optometrista pue-
de hacer el seguimiento del paciente de acuerdo con el oftalmólogo, pero no puede sustituir su función en ningún momento. Tener un OCT nos facilita el hacer una mejor discriminación, pero no nos permite asumir sus responsabilidades”, mati- za Marc Biarnés.
Por todo ello, estando a pie de calle, el ópti- co-optometrista tiene una posición clave en la detección de enfermedades oculares, particu- larmente las asintomáticas. En este sentido, las revisiones periódicas pueden facilitar la detec- ción de estas alteraciones. Además, la visita del
paciente al centro sanitario de óptica puede ser una buena ocasión para que el profesio- nal aproveche para informar al paciente de las patologías ocu- lares más prevalentes, cuáles son sus causas de aparición y qué signos pueden ayudarnos a detectarlas a tiempo.
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Estando a pie de calle, el óptico-optometrista tiene una posición clave en la detección de enfermedades oculares.
   

























































































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