Page 173 - LIBRO BLANCO 2018

liBRo BlanCo de la salud Visual en esPaÑa
2019
pues según datos recientes se estima que más de un 13% de la población española padece dia- betes mellitus (estudio di@bet.es). Y esto no es baladí, ya que “tal y como han demostrado los principales estudios del siglo XX, en función del tiempo de evolución de la diabetes y el tipo de diabetes, el 98% de los diabéticos tipo 1 y el 60% de los tipo 2 sufren retinopatía diabética en algunos de sus grados después de 20 años de evolución de la enfermedad. El edema macular diabético, más prevalente en los diabéticos de tipo 2, es la principal causa de pérdida de visión en el paciente diabético”, asegura Gacimartín. Lo más grave de esta situación es que el pro- blema va en aumento. De hecho, aunque no existen estadísticas oficiales, sabemos que la prevalencia de la DMAE en España es de algo más de 900.000 individuos y se estima que hay un millón de personas con glaucoma en nuestro país. “Sólo la suma de estas dos patologías arro- jaría casi dos millones de personas, sin tener en cuenta el resto de las enfermedades asociadas. La incidencia ha aumentado de forma exponen- cial en los últimos años, y se espera un incremen- to de casi un 33% de las formas más severas de DMAE en los próximos 6 años. Por tanto, nos encontramos con un problema de calado impor- tante”, destaca la experta.
ClaVesdeladeTeCCión
La baja visión se manifiesta de diversas mane- ras dependiendo de la patología que padezca el paciente, aunque los síntomas más comu- nes son pérdida de visión central; pérdida de visión periférica; alteración de la orientación y la movilidad; visión distorsionada; ceguera nocturna; deslumbramiento; fotofobia pato- lógica; falta de adaptación a los cambios de luminosidad; alteración en el cálculo de las distancias; mala estereopsis y diplopia.
Ante la aparición de estos síntomas, el papel del óptico-optometrista es clave para detec- tar a tiempo el problema, ya que puede ser el primero en advertir esta patología a través de una revisión anual rutinaria. “El primer paso
opinión del experto
eL papeL deL óptico-optometrista
BeGoñA GACimArtín
Óptico-optometrista. Doctora en Ciencias de la Visión por la Universi- dad Europea de Madrid. Profesora de Optometría Geriátrica y Baja Visión.
El óptico-optometrista es el responsable de la evaluación del resto visual útil, mediante el examen optométrico especializado en baja visión; puede ser también el primer pro- fesional que evalúa al paciente, por lo que es imprescindible en la gestión, detección y seguimiento de la limitación funcional que produce la baja visión. De hecho, la detección precoz es clave, ya que aumenta la efectivi- dad de los tratamientos disponibles, motivo por el que los profesionales de atención pri- maria y, por tanto, los ópticos-optometristas, tienen un papel decisivo en la misma, en la derivación temprana al oftalmólogo y en la posterior adaptación de ayudas ópticas, no ópticas, electrónicas y en el asesoramiento en las nuevas tecnologías en los pacientes con baja visión.
Además, conocen los principios de la reha- bilitación y cómo esta influye en la reorga- nización del córtex visual, por lo que el ópti- co-optometrista es un profesional activo en el seguimiento de los pacientes con baja visión. Idealmente deben estar formados y en conti- nua actualización en la limitación que produ- cen las enfermedades relacionadas con la baja visión, en los principales signos y síntomas, y en los avances terapéuticos que se producen a nivel oftalmológico y tecnológico para ofre- cer la mejor de las evaluaciones a los pacien- tes que padecen una discapacidad visual.
Desde hace algunos años existe un interés creciente por parte del Consejo General y de los colegios profesionales en la formación especializada de baja visión y optometría ge- riátrica, pero aún es necesario una mayor di- fusión e implicación de todos, tanto de los co- legios como de los profesionales de la visión.
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