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                                  VOCALÍA DE HISTORIA Y HUMANIDADES
 Profesional de una óptica examinando la potencia de una lente oftálmica en un frontofocómetro AO (1920).
refractantes llegan a ser conocidos como optometristas3. Específicamente, en Estados Unidos, es en los primeros años del siglo XX cuando las personas que realizaban la refracción, cuidado de la vista y la prescripción se comen- zaron a llamar a sí mismos optometristas. La primera ley que les otorgaba la licencia para ejercer la optometría fue aprobada en Minnesota en 1901, siguiendo otros estados posteriormente. La formación de asociaciones estatales de optometría en los primeros años del siglo XX fueron impulsoras para establecer leyes reguladoras4.
En España, en el año 1918 se crea la primera Asociación Española de Ópticos, con sus correspondientes estatutos. En los mismos, ya se tiene conciencia de que la profesión óptica es, además de una actividad comercial, una profesión científica al servicio de la salud visual de la sociedad. Esta asociación ve frustrados sus deseos de ser una profesión re- glada académicamente con la aparición de la Guerra Civil5. Han de pasar varios años para encontrar la primera or- den que se publica en Gaceta de Madrid (actual Boletín Oficial del Estado, BOE), sobre la regulación del ejercicio de la óptica. Es la Orden de 29 de septiembre de 1934 (GM no 277 de 4 de octubre). En ella, ante las fricciones que había en la graduación de la vista entre los médicos oculistas y las hechas en tiendas de óptica o de modo ambulante, se prohíbe ejercer la “Ópticometria”; es decir, practicar exámenes en el aparato ocular a toda persona que no tenga el título de médico. Esta normativa sí que faculta la venta de lentes de uso terapéutico a las casas de óptica que sean autorizadas por el Consejo Nacional de Salud, reuniendo una serie de requisitos, tanto de per- sonal como de equipamiento, no pudiendo expender al público sin prescripción médica6.
Posteriormente, promovido por el Ministerio de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social, se publica la Orden de 20 de febrero de 1936, dando disposiciones para regular las relaciones profesionales que deben existir entre oftalmó- logos y ópticos, y, a su vez, los de unos y otros con el público (GM no. 51, de 20/2/1936, pág. 1475). Resulta curioso que, en el segundo punto de esta orden, se pro- híbe a los ópticos hacer reclamos o anuncios de “gradua- ción de la vista”i .
La semilla iniciada por la Asociación Española de Óp- ticos marca el comienzo de un período de adquirir los atributos formales de una profesión, persiguiendo juris- dicciones. Esto cambios se empiezan a producir a mitad del siglo XX, con el reconocimiento de los estudios y su posterior desarrollo en el Instituto de Óptica Daza de Valdés en 1956. La evolución a estudios universitarios se produce en 1972 con la creación de la Diplomatura en Óptica, siendo los primeros estudios universitarios rela- cionados con la optometría en el continente europeo6. El tiempo va suavizando la situación entre los colectivos de médicos oftalmólogos y ópticos-optometristas en Es- paña y, en 1958, a propuesta de la Cruzada de Protección Ocular (actual asociación Visión y Vida), se resuelve por
i La graduación de la vista, hoy en día, ha cambiado social y profesional- mente, debido a la formación universitaria seria y rigurosa del óptico-op- tometrista, siendo una actividad propia, y natural de ellos, en la que se prepara con asignaturas específicas durante los cuatro años actuales de la carrera universitaria para la obtención del grado en óptica y optometría. A diferencia de los médicos oftalmólogos, que adolecen de dicha forma- ción reglada para la graduación de la vista, centrándose su formación al más alto nivel en el diagnóstico médico y tratamiento de las patologías oculares.
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547Gaceta de OptometríaMAYO 2019


























































































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