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DICIEMBRE 2020 — GACETA 564
EN PORTADA
CONTROL DE LA AMBLIOPÍA, CLAVE PARA UN BUEN RENDIMIENTO EN LA INFANCIA
Se estima que el 3% de la población general padece ambliopía, una anomalía que puede ser reversible. La clave está en detectarla a tiempo y seguir un tratamiento e caz. El tratamiento de la ambliopía comienza generalmente con la prescripción de las lentes necesarias para corregir los defectos de refracción visualmente importantes, seguido de la potenciación del uso del ojo ambliope.
Las vacaciones escolares, también las de Navidad, suponen un parón en la rutina escolar de los más pequeños de la casa, pero también una oportunidad para evaluar su rendimiento. Después de los largos meses de verano sin obligaciones escolares, este pri- mer trimestre se convierte en una prueba de fuego para los niños y, con ello, también para sus ojos.
“Es un niño despistado; no le gusta la escuela; tie- ne poco tiempo para estudiar...” Son varios los ar- gumentos externos que pueden esgrimir algunos padres, pasando por alto en muchas ocasiones un factor decisivo que determina la evolución académi- ca de un niño: tener una buena salud visual. No en vano, en España se calcula que el 30% de los casos de fracaso escolar están relacionados con alteracio- nes de la visión no diagnosticadas. Y es ahí donde en- tra en juego un problema muy común entre los me- nores que puede llegar a marcar su infancia. Se trata de la ambliopía u ojo vago, una alteración visual que afecta a más de cien mil niños en nuestro país. “La ambliopía es una anomalía del neurodesarrollo que provoca alteraciones  siológicas en las vías visuales y en la visión de, normalmente, un ojo. Los pacien- tes con ambliopía presentan una amplia relación de anomalías neuronales, perceptivas y oculomotoras”, detalla Juan Portela, doctor en Optometría por la Universidad Europea de Madrid especializado en el tratamiento del estrabismo y la ambliopía.
Aunque en España no existen estadísticas o ciales, tal y como apunta Portela, “en los países desarro- llados este problema tiene una prevalencia apro- ximada del 3% de la población”. Por suerte, este problema cada vez se diagnostica a edades más
tempranas, lo que eleva las opciones de tratamien- to y de control. “En las revisiones pediátricas ruti- narias se realizan controles de la agudeza visual y también en las escuelas se realizan pruebas de con- trol visual. Estas medidas hacen que se detecten los errores refractivos a edades más tempranas. Hace años, era habitual encontrarse con niños con am- bliopías profundas, pero actualmente, debido a esa detección precoz, los casos de ambliopía son me- nos graves”, asegura el experto.
Las cLaves de La ambLiopía
La ambliopía puede de nirse como la pérdida de vi- sión central (ya sea agudeza visual, sensibilidad al contraste, binocularidad, percepción de movimiento, etcétera) potencialmente reversible, que resulta de la estimulación anormal o inadecuada del sistema visual durante un periodo crítico del desarrollo temprano de las personas. La degradación de la imagen y la pos- terior supresión central que conduce a la ambliopía es el resultado de uno de los tres siguientes procesos: estrabismo, anisometropía y deprivación. Por lo tan- to, la ambliopía nunca ocurre espontáneamente.
De hecho, dependiendo de su causa y del momento de instauración, la ambliopía puede ser moderada o severa atendiendo a su nivel de agudeza visual. En este sentido, la clasi cación internacional distingue tres tipos de ambliopía:
l Refractiva, que a su vez puede ser anisometrópica o isometrópica. La primera de ellas aparece cuando existe un error refractivo signi cativo en un ojo (o ma- yor que en el otro), que provoca una diferencia de las imágenes retinianas en nitidez, tamaño y contraste,


































































































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