Page 190 - LIBRO BLANCO 2018

ReTos de la oPTomeTRÍa
estudios deben ampliarse, ya que hay pocos y las muestras no son muy extensas”, explica Cristina Álvarez, quien, por poner algunos ejemplos, re- cuerda que “en el estudio realizado por Tauste y colaboradores en 2016 encontraron que en una muestra de trabajadores usuarios habituales de pantallas de visualización de datos, el 50% sufría el citado síndrome. Por otro lado, en un estudio realizado en la Universidad Europea se encontró una prevalencia del 32% del SVI en la población universitaria”.
ConseCuenCias Visua- les y CoRPoRales
El síndrome visual informáti- co se produce porque los ojos trabajan con más intensidad delante de una pantalla que frente a la página de un libro o de una revista, debido a fac- tores como la definición de los caracteres, el reducido nivel de contraste, la presencia de deslumbramientos y reflejos en el monitor, las distancias y ángulos de trabajo, etcétera. Todo ello provoca en la vista consecuencias directas que, a
largo plazo, pueden comprometer la calidad de la visión. “La primera consecuencia a nivel visual de esta mala relación con el elemento de traba- jo es la astenopia, que está directamente rela- cionada con el sobre esfuerzo de acomodación, con la musculatura extrínseca y con la falta de una lubricación adecuada de los ojos. No obs- tante, el problema no es exclusivamente visual. Nuestros ojos son solo la herramienta que utili- zamos para ver, pero se relacionan con el resto de nuestro organismo a través de la postura y
esta, a su vez, influye de modo integral en nuestro esquema corporal, por lo que puede acabar afectando a nuestra estructura ósea y muscular. Por lo tanto, un niño que per- manece durante horas en una mala postura, sin descanso y a una distancia insana fren- te a una pantalla tiene más riesgo de sufrir en el futuro consecuencias desagradables tanto a nivel visual como en su esquema corporal”, remarca Enrique Orellana.
En esta línea, Cristina Álvarez hace hincapié en que, a largo
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El síndrome visual informático se
produce porque los ojos trabajan con más fijación e intensidad delante de una pantalla que frente a la página de un libro o de una revista, debido a diversos factores.