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 La terapia visual es una disciplina con base científica que no debe confundirse con tratamientos sin base científica erróneamente denominados como terapia visual
Se define como terapia visual al conjunto de ejercicios y procedimientos de entrenamiento destinados a la mejora de ciertas capacidades visuales, incluyendo la convergencia, la coordinación de los movimientos oculares y la acomo- dación, las cuales pueden hallarse alteradas en diferentes condiciones, generando sintomatología de diversa índole. Estos procedimientos de entrenamiento, para los cuales está capacitado legalmente el óptico-optometrista, están encaminados a reconducir o recuperar el mecanismo de control neurofisiológico del sistema de vergencias, aco- modación y movimientos oculares, el cual viene definido y caracterizado por el modelo de Hung. Por otro lado, en el campo del ojo vago o ambliopía, el entrenamiento suma un rol adicional, la reactivación de las áreas corticales inhi- bidas en dicha condición, así como eliminar la supresión interocular asociada que promueve dicha afectación. La te- rapia visual posee una base neurofisiológica y una finalidad, no tratándose de ninguna actividad trivial, arbitraria o de dudosa efectividad, ya que además de tener base neurofi- siológica, posee base científica.
Una de las mayores críticas provenientes principalmen- te del ámbito médico se basa en la supuesta ausencia de evidencia científica que soporte la terapia visual, algo completamente FALSO, ya que las pruebas son
tangibles, existiendo centenares de artículos científicos que aportan diferentes niveles de evidencia científica en función de la condición rehabilitada. Sin embargo, esta crítica no está ausente de motivo ya que son diversos los procedimientos y las pseudoterapias que han surgi- do en los últimos años, que incorrectamente han sido denominadas como terapia visual, pero no comparten los principios de la terapia visual efectiva: existencia de base neurofisiológica que explique el mecanismo y efecto de la terapia y evidencia científica que la ava- le. Sin embargo, es incorrecto asociar a dichos proce- dimientos y pseudoterapias la designación de terapia visual, no debiendo muchos de ellos ser empleados sin que exista una mínima evidencia que avale su efecto o al menos un mecanismo fisiológico lógico que ex- plique el por qué deben emplearse y por qué generan teóricamente un efecto positivo. Por ello, las críticas a la terapia visual en base a su “supuesta” ausencia de base científica están injustificadas y son inaceptables, no debiendo emplearse para descalificar esta disciplina los términos empleados desde algunos sectores y menos en base a una polémica interdisciplinar vana.
La condición para la cuál existe mayor evidencia científica de la aplicabilidad y efectividad de la te-
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546Gaceta de OptometríaABRIL 2019



























































































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